Siluetas tipográficas y la fuerza de la idea
Por Alfredo Brandon
30 Abril 2007
Hablar de la libre exposición de las ideas, para las épocas que corren, suele ser todo un riesgo de suicidio político para quien intente tamaña empresa y ni que hablar de aquellos medios que cometan el pecado de dar a conocer o tan solo sostener una idea, a veces no compatibles con la coyuntura política en la cual se encuentre inmerso el gobierno, estos serían condenados con adjetivos calificativos diversos -nostálgicos, antiguos, retrógrados y otros epítetos descalificadores- pero en verdad no conozco método más antiguo y retrogrado que la censura, explicita o camuflada en la grotesca modernidad empapada en dinero.
Estando en la Universidad de Málaga, España, un joven abogado guatemalteco me preguntó acerca de los movimientos políticos en la Argentina; cuales eran sus ideales medulares y como subsistían al día de hoy. El personaje, por su inquisidora manera de preguntar no fue fácil evadir a tal requerimiento. En su enfática pregunta pude percibir que había un punto que le sembraba una particular inquietud, ello era -dicho por él- la subsistencia de conceptos ideológicos en el seno del peronismo existiendo un mundo político cada vez mas desideologizado. Así fue como este joven no tardó en blanquear el objetivo de su pregunta: ¿Como es que el Peronismo subsiste en el ideario de los argentinos?, ante la pregunta tenia dos caminos, uno era el discurso formal que habitualmente se dice puertas afuera de nuestro país -donde siempre “debe” estar todo bien- y otro el de la realidad, aceptando, por un lado, las carencias de los que no supieron, o no quisieron, conducir el proceso de liberación nacional propuesto en la asamblea legislativa de 1974 por el general Juan Domingo Perón. Ante tales opciones elegí una tercera, y la fundamente en la historia que ha vivido el Movimiento Peronista y como es recreada y defendida incansablemente por quienes a través de las siluetas tipográficas defendemos las ideas más allá de la censura moderna.
No fue difícil explicarle al joven que el Peronismo se había vuelto intangible, y muchas veces invisible, pero ahí estaba y su silueta aparecía en los momentos más álgidos. Era como que el Peronismo había pasado a “una sana clandestinidad” y se hallaba guarecido; retomando fuerzas, como esperando que el pueblo comience a preguntarse que camino quiere recorrer, porque el Peronismo no se concibe sin la espontánea participación popular.
El Peronismo siempre está ahí. Hoy sin dirigentes, sin cajas pero con la sustancia propia que da la experiencia en movimiento ese valor empírico que lo enaltece. Siempre fortalecido por cientos de batallas libradas en pos de la idea ha sabido acuñar la victoria teniendo como testigo más de 60 años de lucha.
El mayor logro para la permanencia que ostenta el Peronismo es el de ser un movimiento nacional que siempre se ha nutrido de hombres de buena voluntad mas allá de sus colores políticos, por eso excede las obtusas paredes de un partido. La apertura del Peronismo hizo que tuviera que soportar los entrismos del Peronismo sin Perón de los `60, el de los pseudos revolucionarios de los `70 y ahora el del progresismo en envase económico.
Hoy el Peronismo no tiene domicilio fijo de residencia pues lo encontraran en cada uno de los hogares del territorio Argentino. Es por eso que el Peronismo es indestructible, no como partido, sino como idea. Sus enemigos más acérrimos dicen no entender esta subsistencia y como es que su fuerza se manifiesta de manera explicita más allá de los detractores internos y externos. De la misma manera aceptan que no existe un proyecto que supere al Movimiento Nacional Peronista como tal.
Esto ha demostrado que nada que se funde en la ausencia de la idea ha de sostenerse por propio capricho del poder, pues su construcción es efímera y su vida exigua, la idea tiene como objetivo fundamentar el presente y fortalecer el futuro.
La permanencia de la idea se funda en la lucha que llevamos a cabo todos los días aquellos que creemos en los conceptos superadores planteados en la Comunidad Organizada y en El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, lejos de los planteos del sistema neoliberal, representado por los izquierdoparlantes como por la derecha inconfesable, o de aquellos que dicen que para estar con los ideales del justicialismo hay que estar en contra del Peronismo.
Como la lucha por la idea es trabajosa y no cuenta con una frondosa “rentabilidad económica” ni con la “solidaridad” de los administradores de la coyuntura nos llevará mas tiempo pero de algo estoy muy seguro, esta lucha dará sus frutos y por el contrario de lo que piensan muchos detractores de nuestra tarea somos más de lo que se imaginan y aunque no fuéramos suficientes no abandonaremos lo que hemos emprendido.
Estando en la Universidad de Málaga, España, un joven abogado guatemalteco me preguntó acerca de los movimientos políticos en la Argentina; cuales eran sus ideales medulares y como subsistían al día de hoy. El personaje, por su inquisidora manera de preguntar no fue fácil evadir a tal requerimiento. En su enfática pregunta pude percibir que había un punto que le sembraba una particular inquietud, ello era -dicho por él- la subsistencia de conceptos ideológicos en el seno del peronismo existiendo un mundo político cada vez mas desideologizado. Así fue como este joven no tardó en blanquear el objetivo de su pregunta: ¿Como es que el Peronismo subsiste en el ideario de los argentinos?, ante la pregunta tenia dos caminos, uno era el discurso formal que habitualmente se dice puertas afuera de nuestro país -donde siempre “debe” estar todo bien- y otro el de la realidad, aceptando, por un lado, las carencias de los que no supieron, o no quisieron, conducir el proceso de liberación nacional propuesto en la asamblea legislativa de 1974 por el general Juan Domingo Perón. Ante tales opciones elegí una tercera, y la fundamente en la historia que ha vivido el Movimiento Peronista y como es recreada y defendida incansablemente por quienes a través de las siluetas tipográficas defendemos las ideas más allá de la censura moderna.
No fue difícil explicarle al joven que el Peronismo se había vuelto intangible, y muchas veces invisible, pero ahí estaba y su silueta aparecía en los momentos más álgidos. Era como que el Peronismo había pasado a “una sana clandestinidad” y se hallaba guarecido; retomando fuerzas, como esperando que el pueblo comience a preguntarse que camino quiere recorrer, porque el Peronismo no se concibe sin la espontánea participación popular.
El Peronismo siempre está ahí. Hoy sin dirigentes, sin cajas pero con la sustancia propia que da la experiencia en movimiento ese valor empírico que lo enaltece. Siempre fortalecido por cientos de batallas libradas en pos de la idea ha sabido acuñar la victoria teniendo como testigo más de 60 años de lucha.
El mayor logro para la permanencia que ostenta el Peronismo es el de ser un movimiento nacional que siempre se ha nutrido de hombres de buena voluntad mas allá de sus colores políticos, por eso excede las obtusas paredes de un partido. La apertura del Peronismo hizo que tuviera que soportar los entrismos del Peronismo sin Perón de los `60, el de los pseudos revolucionarios de los `70 y ahora el del progresismo en envase económico.
Hoy el Peronismo no tiene domicilio fijo de residencia pues lo encontraran en cada uno de los hogares del territorio Argentino. Es por eso que el Peronismo es indestructible, no como partido, sino como idea. Sus enemigos más acérrimos dicen no entender esta subsistencia y como es que su fuerza se manifiesta de manera explicita más allá de los detractores internos y externos. De la misma manera aceptan que no existe un proyecto que supere al Movimiento Nacional Peronista como tal.
Esto ha demostrado que nada que se funde en la ausencia de la idea ha de sostenerse por propio capricho del poder, pues su construcción es efímera y su vida exigua, la idea tiene como objetivo fundamentar el presente y fortalecer el futuro.
La permanencia de la idea se funda en la lucha que llevamos a cabo todos los días aquellos que creemos en los conceptos superadores planteados en la Comunidad Organizada y en El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, lejos de los planteos del sistema neoliberal, representado por los izquierdoparlantes como por la derecha inconfesable, o de aquellos que dicen que para estar con los ideales del justicialismo hay que estar en contra del Peronismo.
Como la lucha por la idea es trabajosa y no cuenta con una frondosa “rentabilidad económica” ni con la “solidaridad” de los administradores de la coyuntura nos llevará mas tiempo pero de algo estoy muy seguro, esta lucha dará sus frutos y por el contrario de lo que piensan muchos detractores de nuestra tarea somos más de lo que se imaginan y aunque no fuéramos suficientes no abandonaremos lo que hemos emprendido.
Si un grupo de hombres no hubiese decidido permanecer hasta perder la vida en el valle de las Termópilas sin ninguna duda no hubiese existido el triunfo en Salamina y Platea.
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